viernes, 24 de octubre de 2014

Día 262: Explosión

La sensación de muerte inminente le recorría en oleadas que le llenaban la garganta de nauseas, le ponían los ojos borrosos y le generaba un frio en la parte alta de la boca. Ningún refugio era suficiente, las explosiones se sucedían  rápidamente y sin tregua; la oscuridad parecía tranquilizadora, pero el fuerte sonido y olor a quemado la hacían un lugar inquietante e inhóspito.
Un par de manos tibias lo sacaron a la fuerza de su escondite, obligándolo a correr a bajo una mesa, mientras una serie de temblores lo recorría.
-¿Qué le pasa al perro? –La dueña de las manos tibias lo miraba con curiosidad –Se ve nervioso

-Eso suele pasarle cuando hay juegos pirotécnicos. El sonido de una explosión lo deja así –Respondió el mas bajito sin apartar la vista de la ventana, observando las temibles luces con total naturalidad. 

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