Con su estilizada
figura de cisne y sus manos frágiles, se tomo de las barras de equilibrio y
levanto su cuerpo. El escenario estaba vacío, bajo una luz tornasol que se
difuminaba hacia los bordes de la realidad atrapada en el viejo teatro. Una
lágrima solitaria bajo por su mejilla y murió repentinamente al tocar el suelo
gastado de madera del escenario. La bailarina realizo un complicado giro
mientras continuaba sujeta a las barras de equilibrio.
Bailaba al
ritmo de una vieja canción atrapada en los confines de su memoria, junto con
viejos besos húmedos y perfumes que se esparcían por la noche. Levantó su cara,
cerrando los ojos en un gesto teatral mientras hacia un gesto con la mano
izquierda dando a entender a su inexistente público que la función había
terminado.
Se aproximó a los bordes de la barra de equilibrio y
con un rápido movimiento en el que parecía flotar, regresó a la silla de
ruedas.
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