domingo, 14 de diciembre de 2014

Día 313: Diario.


Aunque todo en mi diseño y mi biología está dispuesto para sentirme parte de una comunidad, no puedo evitar sentirme como una extranjera. No sólo por mi llegada como un trozo de vida envuelto en material criogénico; las reglas de las conglomeraciones humanas me las sé de memoria y entiendo su funcionamiento. Tal vez el hecho de no vivir con humanos en la nave puede significar un problema, es decir, Sam ha intento enseñarme su modo de ver las reglas pero tras varias visitas a la perrera mucho me temo que este asteroide no comparte su visión del mundo.
Hélix por otro lado, representa toda una incógnita, no se comporta como la mayoría de los robots ni como los humanos. No me disgusta su comportamiento, es más bien un pequeño experimento al que observo con curiosidad esperando a que estalle.
Lo que más ha requerido mi esfuerzo es el elevado número de robots en este lugar, y su extraña manía de catalogarme como tan pronto como me ven. Nuevamente no me siento molesta, estas inteligencias artificiales y yo compartimos el mismo modelo neural, así que de cierto modo es como estar entre los míos, aunque obviamente no compartimos las mismas necesidades y conocimientos.
Es cierto que en varios sentidos no estaba preparada para esta clase de retos, pero he sido diseñada para adaptarme; aunque a medida que pasa el tiempo empiezo a sospechar que nunca nadie podrá acostumbrarse a Sam.
Acabo de escuchar una explosión en la cocina, lo cual en esta nave sólo puede significar dos cosas: O las palomitas de Hélix están listas o pasaré la próxima semana reparando el reactor de la nave; incluso se abre la posibilidad que todo lo anterior sea posible.
La oportunidad que se me ha brindado, de enfrentarse a lo improbable y…lo inesperado por decirlo de alguna manera es algo que nunca pedí, pero sin duda han hecho de esta mi mas emocionante aventura. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario