viernes, 26 de diciembre de 2014

Día 325: Nervios.


Visualizaba los nervios como cables delgados y rígidos recubiertos por alguna sustancia parecida a la mantequilla rancia. Las pequeñas conexiones eran tiradas como un cordón grueso a punto de reventarse con cada movimiento, aplastándose constantemente con mas superficies óseas bajo el peso de los músculos rojizos y palpitantes que presionaban los hilos hasta acercarlos a su punto de quiebre.

La imagen se repetía varias veces al día, a veces era un pensamiento repentino que atravesaba la mente como una lanza oxidada que rasgaba todo a su paso; otras veces crecía de manera lenta e imperceptible como raíces que estrangulan lentamente las otras ideas hasta matarlas. Sea como fuese, la idea de los nervios pelados como cables de energía chispeantes en un rincón, era una imagen recurrente y casi permanente incluso en un mar pastillas e inyecciones. En pocas palabras esa imagen de los nervios haciendo corto circuito se hizo tan normal que incluso solía evocarla por mera nostalgia, se convirtió en parte de mi reflejo en las mañanas, de mi rutina en las tardes de café y preparativos para ir la cama; se hizo parte de quien era y de lo que podía hacer. Aun hoy, en las tardes frías y tras largas caminatas, se repiten los zumbidos de los nervios desprendiendo chispas al interior de mi pierna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario